Se entiende como la inversión necesaria para el lanzamiento al mercado de un nuevo producto o servicio puesto en marcha por empresas de reciente creación, aún en estado embrionario (de ahí lo de «semilla»). Se trata de cantidades relativamente pequeñas (entre 25.000 y 250.000 euros en España), que suelen ser aportadas por business angels y fondos de capital riesgo especializados en las fases más tempranas de las empresas. Este tipo de
inversiones suelen tener un riesgo muy alto, pero también un ROI enorme en caso de que la empresa vaya bien.

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